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Desde tiempos inmemoriales la fábula y
el cuento fueron usados para llegar a la gente de espíritu limpio, al pueblo
llano y trabajador, el que sufre los cambios de la fortuna, el que padece el
hambre y las penurias. Da igual que sea en la antigüedad o en el presente,
vestidos de griegos, isabelinos o gángsteres. El pueblo (el burro) es quien
siempre paga las ambiciones de los poderosos.
El sueño de desear prosperar, de vivir una vida mejor y más feliz es legítima.
Soñar siempre ayuda a vivir, pero cuidado, a veces los sueños se cumplen.
Pero esto es una fábula, y como personajes de cuento, los actores nos trasladan
su historia cantando, bailando y viviendo sus personajes.
Un sueño puede ser.
Rafael Ramos de Castro